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El uso de la transferencia-contratansferencia como instrumento contenedor.



Harold Searles reconoce la función contenedora que todo analista debe ejercer de los conflictos que aquejan a sus pacientes, dados los fenómenos transferenciales-contratransferenciales movilizados. Considera crucial mantener una actitud terapéutica de atenta escucha, gracias a la cual se podrán re-examinar los esfuerzos curativos que se realizan sesión tras sesión. Searles hace descender al terapeuta de una posición de supuesto saber, colocándolo en un plano más próximo al paciente, lo que a juicio de algunos desvirtuaría la autoridad del terapeuta, mientras para otros fortalecería el vínculo terapéutico.


Para Searles la contratransferencia como instrumento de la terapia es igualmente válida en otros dominios de la psicopatología, puesto que las exigencias a las que se somete el terapeuta en la terapia con pacientes esquizofrénicos sólo son como agrandamientos de las que suceden en toda terapia.



El siguiente ejemplo de caso está extraído de un artículo del Journal of Clinical Psychoanalysis llamado The Talking Cure and the Preverbal Period: Developmental Facts or Genetic Fallacies? (La Cura por el Habla y el Periodo Preverbal: ¿Pruebas del Desarrollo o Falacias Genéticas?)

En éste una analista usa su propia respuesta contratransferencial con un paciente junto a la aplicación de investigaciones infantiles actuales para extraer conclusiones respecto a las raíces tempranas de las dificultades de su paciente. (Lally, 1996)


La analista habla de las primeras doce sesiones de un análisis de una paciente joven de veinte y tantos años que tenía miedo a tumbarse en el diván: “Cuando hablamos de sus miedos con respecto al análisis, empecé a tener imágenes visuales cuidando a un niño. Sentía mi consulta como ‘la guardería’ y el diván como ‘la cuna’. Yo era consciente de un deseo intenso de aplacar su ansiedad. Sus ansiedades me estremecían como cuando un niño llora desesperadamente. Cuando ella reveló sus miedos, los comprendí y se los interpreté, me sentí como una madre que calma a un niño intranquilo y lloroso…Sentí como si estuviese usando palabras para mecerla, acariciarla y protegerla, para calmar su ansiedad interna” (p. 11). “Yo estaba especialmente alerta de los sentimientos como si estuviese con un niño llorando y hablando como los adultos lo hacen en estas circunstancias, percibiendo el estado emocional del niño tal y como él lo ve”. (p. 13)


Curiosamente, este paciente no parecía estar muy mal, a pesar de que la analista sentía que era como “un pájaro frágil o como una niña abandonada”. Lo que pudimos extraer de la historia de esta paciente es que su madre estuvo muchas veces hospitalizada por depresiones, comenzando cuando la chica era una niña. Usualmente era atendida por su tía y tenía muchos recuerdos de estar sola bastantes horas en esta casa, esperando a que llegara su padre. Durante la ausencia de su madre, la paciente se sentía desesperada por la soledad y la inculpación. Creía que si era muy buena, sería capaz de hacer volver a su mamá a casa.


Para poder entender su intensa reacción contratransferencial, la analista se apoyó en los trabajos de observación de niños de Stern, Emde, Brazelton y Beebe y Lachmann, y especialmente en el trabajo de este último sobre la respuesta recíproca. Ella cree que estas investigaciones refuerzan su convicción con respecto a la utilidad de la contratransferencia en la comprensión de su paciente y ofrece una justificación para sus intervenciones terapéuticas. Está claro que está convencida (aunque esto no fuese el foco de su artículo) de que la madre era incapaz de responder empáticamente a su hija debido a su depresión. “Descifré”, escribe, “un aspecto de la experiencia de Joan durante su infancia, cuando su deprimida madre era incapaz de corresponderle”. (p. 21)

En este ejemplo, las conclusiones que se extraen sobre su desarrollo preverbal surgen de la aplicación de la transferencia-contratransferencia y las investigaciones de observaciones madre-hijo. Debemos recordar que esta paciente tenía muchos recuerdos de horas solitarias en casa de su tía, esperando a que viniera su padre y sintiéndose desesperada de aislamiento e inculpación. La respuesta emocional de su analista, quizás aún siendo intuitivamente empática con el dolor de su paciente, pudo simplemente haber reflejado aquellos años tardíos de la infancia donde la paciente ya podía tener la capacidad de culpabilizarse.


En esta formulación no está presente la idea de que dado que la paciente estaba tan trastornada, debía de haber habido fallos tempranos. Para ser exactos, no existe ningún dato en su presentación del caso que indique que la paciente era “borderline” o que tenía alteraciones significativas en sus relaciones de objeto o en su funcionamiento yoico, como ha señalado uno de los discutidores de ese trabajo. (Olesker 1996)


Fuentes:


Balbuena, F. (2016). ¿Qué nos ha enseñado H.F. Searles? Una revisión de su práctica clínica. Clínica e investigación relacional., Vol. 10 (1).


Corveleyn, J. (1997). Acerca de la contratransferencia: ¿Obstáculo o instrumento? Revista de psicología de la PUCP. Vol. XV, 2.


Searles, H. (2018). Psicosis de trasferencia en la psicoterapia de la esquizofrenia. Revista de psicoanálisis. N° 82.


Ejemplo clínico:


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