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Sigmund Freud: Teoría, Tópicas y Frases

Teoría


El inconsciente


El inconsciente se utiliza para connotar el conjunto de los contenidos no presentes en el campo actual de la conciencia, esto en un sentido descriptivo. También se utiliza para nombrar un sistema, parte del aparato psíquico, los caracteres esenciales del inconsciente como sistema pueden resumirse del siguiente modo:


-El contenido es representante de las pulsiones.

-Estos contenidos están regidos por los mecanismos específicos del proceso primario, especialmente la condensación y el desplazamiento.

-Fuertemente cargados de energía pulsional, buscan retornar a la conciencia y a la acción (retorno de lo reprimido); pero sólo pueden encontrar acceso al sistema preconsciente y consciente en la formación de compromiso, después de haber sido sometidos a las deformaciones de la censura.

-Son especialmente los deseos infantiles los que experimentan una fijación en el inconsciente.


El inconsciente freudiano es ante todo e indisolublemente una noción tópica y dinámica, deducida de la experiencia de la cura. Ésta ha mostrado que el psiquismo no es reductible a lo consciente y que ciertos contenidos (representantes de la pulsión) sólo se vuelven accesibles a la conciencia una vez se han superado las resistencias; la cura ha revelado que la vida psíquica está <<saturada de pensamientos eficientes, aunque inconscientes, y que de éstos emanan los síntomas>>.


El inconsciente es un lugar psíquico particular que es preciso representarse, no una segunda conciencia, sino un sistema que tiene contenidos, mecanismos y posiblemente una energía específica.


La pulsión, fundamento del psiquismo para Freud, situada en el límite entre lo somático y lo psíquico, se encuentra más allá de la oposición entre consciente e inconsciente; por una parte, no puede jamás devenir objeto de conciencia, y, por otra, sólo se halla presente en el inconsciente por medio de sus representantes. Las representaciones inconscientes se hallan ordenadas en forma de fantasías, guiones imaginarios a los cuales se fija la pulsión, y que pueden concebirse como verdaderas escenificaciones del deseo.


Los sueños fueron el camino hacia el descubrimiento del inconsciente. Los mecanismos (desplazamiento, condensación, simbolismo) deducidos del sueño en “La interpretación de los sueños” (1900) vuelven a encontrarse en otras formaciones del inconsciente (actos fallidos, equivocaciones orales, etc.), que equivalen a los síntomas por su estructura de compromiso y su función de cumplimiento de deseo.


Cuando Freud intenta definir el inconsciente como sistema, resume sus caracteres específicos del siguiente modo: proceso primario (movilidad de las catexis, característica de la energía libre); ausencia de negación, de duda, de grado en la certidumbre; indiferencia a la realidad, y regulación por el solo principio del placer-displacer (tendiendo éste a restablecer por la vía más corta la identidad de percepción).


La energía inconsciente se aplicaría a representaciones, produciendo su catexis (carga o investimento de energía) o retirándose de ellas.



Teoría pulsional


Freud, consideró la pulsión como un estímulo interno (somático), por tanto, diferente de los estímulos externos que son captados por los órganos de los sentidos.


Características de las pulsiones


1. Presión: se describe como presión a la cantidad de fuerza o potencia de la demanda que hace la pulsión a la mente.


2. Propósito: todos los impulsos pulsionales se esfuerzan por llenar una meta o propósito: la satisfacción o reducción de la tensión. Freud distingue entre propósito final (la gratificación inmediata de la demanda) y propósito intermedio (las formas sustitutas de satisfacción por las cuales puede luchar una pulsión cuando se bloquea su acceso directo a una meta apropiada).


3. Objeto: la pulsión debe buscar algún objeto concreto por lo regular externo, que tenga el poder de reducir su tensión.


4. Fuente: la fuente de las pulsiones reside en los procesos físico- químicos del cuerpo.

Aunque las pulsiones pueden expresarse y satisfacerse de distintas maneras, Freud propuso en un primer momento, una división dialéctica, de todas las pulsiones en dos grandes categorías: las pulsiones al servicio de la preservación de la vida del individuo y las pulsiones dirigidas a la obtención de placer. El mantenimiento de la vida y el placer son los dos polos alrededor de los cuales se organiza la operación del aparato mental.


Freud afirmaba que el yo era el asiento de las pulsiones de autopreservación del organismo, mientras que la lucha por el placer era una función del equipamiento sexual en el desarrollo del niño. Freud no proporcionó un nombre para la energía de las pulsiones del yo, pero utilizó el término libido para denotar la energía de las pulsiones sexuales o de placer.

En el dualismo original de Freud, las pulsiones del yo se centran en el individuo mientras que las pulsiones sexuales se enfocan, en última instancia, en la especie. Freud distinguía tres modelos de las pulsiones:


1. Dualismo original: <hambre-amor>, en donde intervienen las pulsiones del yo (autopreservación individual) frente a las pulsiones sexuales (libido) en donde actúa la preservación de la especie (amor, placer).


2. Esquema cuasi-unitario: <libido del yo y el objeto>, en donde interviene la libido narcisista primaria, dando como resultado la libido del yo (amor por uno mismo, autopreservación) y libido de objeto (preservación de la especie).


3. Dualismo final: <vida-muerte>, en donde la pulsión sexual (Eros) motiva los comportamientos de mantenimiento de la vida y el amor, frente a la pulsión de muerte (tánatos), que es una fuerza destructiva que dirige de manera inevitable hacia la muerte o agresión, orientado hacia uno mismo o al otro.



Las tópicas Freudianas


La expresión tópica proviene del griego topós y significa lugar. Freud hacía referencia a una formación o lugar mental, y por extensión a una teoría de tales localizaciones mentales. Propuso dos tópicas o teorías sobre el funcionamiento del <<aparato psíquico>>.


Primera Tópica

Freud postuló la existencia de lo consciente, lo preconsciente y lo inconsciente.


Consciente


Es toda aquella percepción o representación que se encuentra presente en el campo de la atención. Se refiere a las experiencias de las cuales la persona se da cuenta, incluyendo los recuerdos y acciones intencionales. La consciencia funciona de manera realista, según las reglas del espacio y tiempo. Nos percatamos de la consciencia y la aceptamos como nosotros; nos identificamos con ella.


Preconsciente


Es toda aquella percepción o representación que no se encuentra presente en nuestro campo de atención, pero que puede hacerse presente mediante un esfuerzo mnésico (de memoria). Es decir, es el contenido del cual no nos percatamos en un momento dado, pero puede ser traído con rapidez a nuestra atención. Incluye la información en la que no se está pensando en ese momento, pero puede ser recordada con facilidad, si es necesario.


Inconsciente


Es todo aquello que no puede hacerse consciente, salvo que medien ciertas condiciones especiales. Se refiere a los procesos mentales de los cuales la persona no se da cuenta. Tal material permanece en el inconsciente, ya que hacerlo consciente produciría mucha ansiedad. Este material se encuentra reprimido (se resiste a volverse consciente). Entre los contenidos del inconsciente están los recuerdos traumáticos olvidados y los deseos negados: emerge cuando soñamos, en estados de trance, lapsus u otros actos fallidos.


Segunda tópica


En “El yo y el ello” (1923) Freud creó un modelo estructural final de la mente en que ya no se considera que el funcionamiento mental esté dividido entre subsistemas nítidamente separados y compartimentados con rigidez. Los subsistemas operan, hasta cierto grado, como entidades psíquicas separadas, que en ocasiones funcionan de manera autónoma, incluso mientras interactúan. El ello, el yo y el superyó, son sistemas que estructuran la personalidad. En una persona mentalmente sana, estos tres sistemas forman una organización unificada y armónica, permitiéndole a la persona relacionarse de manera eficiente y satisfactoria con su ambiente.


El ello


Contiene lo oral y lo anal, que parte de los instintos biológicos, es la única estructura de la personalidad presente al nacimiento. Funciona de acuerdo con el principio de placer, su objetivo es satisfacer deseos, lo cual reduce la tensión. El ello desea y actúa.


Características

- No puede distinguir entre un recuerdo subjetivo y una percepción objetiva del objeto real.

- Es la fuente primordial de la energía psíquica y la sede de las pulsiones.

- Se descarga mediante la realización de acción de los deseos.

- Sucumbe a la influencia del Yo (la energía queda ligada).

- No está gobernado por las leyes de la razón o de la lógica y no posee valores, ética o moral.

- Conserva su carácter infantil durante toda su vida.

- Es exigente, impulsivo, irracional.


El Yo


Su función es mediar con la realidad, el Yo se desarrolla a partir del Ello, en respuesta a las necesidades del organismo de un mediador entre las necesidades internas y las exigencias de la realidad externa. Funciona de acuerdo con el principio de realidad.

En la persona bien adaptada el Yo es el ejecutivo de la personalidad, que domina y gobierna al Ello y al Superyó, y mantiene un comercio con el mundo exterior en interés de la personalidad total y sus necesidades.


El Superyó

Es la rama moral o judicial de la personalidad. Representa lo ideal más bien que lo real, y pugna por la perfección. Se rige de acuerdo al principio del ideal del Yo y de la conciencia moral.


Características:

-Internaliza las normas morales.

-Es el representante de los valores e ideales tradicionales de la sociedad.

-Es producto de la socialización y el vehículo de la tradición cultural.


Estadios psicosexuales


Freud propuso que en cada estadio psicosexual había una zona erógena donde se enfocaba la libido y que era fundamental para el aparato psíquico. Estas zonas son responsables de la sensación de placer-displacer y pueden estar asociadas al aumento o reducción de la tensión.

Freud planteó cinco fases del desarrollo:

Nota: La organización formal de estas fases se le deben a Karl Abraham.


La fase oral


Ocurre desde el nacimiento hasta los 18 meses aproximadamente. Durante esta fase, la zona erógena es la boca y las actividades placenteras se centran alrededor de la alimentación (mamar). La fijación en esta fase resulta en el desarrollo de un tipo de personalidad de carácter oral, cuyos rasgos incluyen por lo general el optimismo, pasividad, voracidad y dependencia.


Fase anal


Sucede durante el segundo y el tercer año. La zona erógena es el ano. El placer se experimenta al principio a través de la habilidad de retener las heces, la fase anal retentiva, y luego en la experiencia de defecación a voluntad, la fase anal expulsiva. La fijación en esta fase propiciaría conflictos sobre el control, la retención y liberación.

Fase fálica


De los 3 a 5 años, el área erógena primordial del cuerpo es el pene. El infante se da cuenta de las diferencias entre hombres y mujeres. Se desarrolla el complejo de Edipo. Freud le asigna al Complejo de Edipo tres funciones fundamentales que son:


1. La elección del objeto de amor, la cual está condicionada, después de la pubertad, por la libido depositada en el objeto y las identificaciones realizadas durante el Complejo de Edipo y la prohibición del incesto.

2. El acceso a la genitalidad que es dada por la resolución del Complejo de Edipo a través de la identificación.

3. Efectos sobre la estructuración de la personalidad.

Periodo de latencia

Esta etapa es un periodo de relativa calma de los impulsos sexuales, abarca de los 6 a 12 años. Los impulsos sexuales permanecen latentes.


Fase genital


Empieza a los 12 años, se caracteriza por la organización de la libido alrededor de las zonas genitales. Empieza la maduración sexual. Si las demás etapas se han completado con éxito, el individuo debe estar ahora bien equilibrado.


Frases de Freud


"Hacía mucho tiempo que el concepto de inconsciente golpeaba a las puertas de la psicología para ser admitido. Filosofía y literatura jugaron con él harto a menudo, pero la ciencia no sabía emplearlo. El psicoanálisis se ha apoderado de este concepto, lo ha tomado en serio, lo ha llenado con un contenido nuevo". Freud (1938).


"Es verdad que lo “inconsciente” era examinado desde hacía mucho tiempo por filósofos como concepto teórico, pero aquí, en los fenómenos del hipnotismo, se volvió por vez primera algo vivo, palpable y objeto de experimentación". Freud (1923).




"La Teoría de los instintos es, por así decirlo, nuestra mitología. Los instintos son seres míticos, magnos en su indeterminación. No podemos prescindir de ellos ni un solo momento en nuestra labor, y con ello ni un solo instante estamos seguros de verlos claramente".


“Las emociones no expresadas nunca morirán. Están enterradas vivas y aparecerán más tarde de maneras más desagradables”.


“Así como al jinete, si quiere permanecer sobre el caballo, a menudo no le queda otro remedio que conducirlo a donde este quiere ir, también el yo suele trasponer en acción la voluntad del ello como si fuera la suya propia”.


“La mayoría de las personas realmente no quiere la libertad, porque la libertad implica responsabilidad, y la mayoría de las personas temen la responsabilidad”.

“El que ama, se hace humilde. Aquellos que aman, por decirlo de alguna manera, renuncian a una parte de su narcisismo”.


“Mira en las profundidades de tu propia alma y aprende primero a conocerte a ti mismo, entonces entenderás por qué esta enfermedad te atacó y quizás de allí en adelante evites enfermarte”.

“Lo que no podemos recordar, lo repetiremos”.


“Existen dos maneras de ser feliz en esta vida: una es hacerse el idiota y la otra serlo”.

“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”.


“¡Menudo progreso hemos logrado! En la Edad Media, me hubieran quemado. Ahora les basta con quemar mis libros”.


“Los hombres, no obstante se les hace imposible existir en el aislamiento, sienten como un peso intolerable los sacrificios que la civilización les impone para hacer posible la vida en común”.

“He sido un hombre afortunado en la vida: nada me fue fácil”.


“La única persona con quien tienes que compararte, eres tú en el pasado. Y la única persona mejor que deberías ser, es lo que eres ahora”.


“La civilización está permanentemente amenazada por la desintegración debido a la hostilidad primaria del hombre”.


“Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad”.


“La interpretación del sueño es la vía regia hacia el conocimiento de lo inconsciente”.


“Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar; quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante”.


“Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla”.


“Las palabras tienen un poder mágico. Pueden traer la mayor felicidad o la más profunda desesperación; pueden transferir conocimiento de maestro a alumno; las palabras permiten al orador influir en su audiencia y dictar sus decisiones. Las palabras son capaces de despertar las emociones más fuertes e impulsar las acciones de todos los hombres”.


“Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza”.


“El objetivo del psicoanálisis es aliviar a las personas de su infelicidad neurótica para que puedan ser normalmente infelices”.



Referencias


Cloninger, S. (2002). Teorías de la personalidad. México: Pearson Educación.


Cosavoc, E. (2005). Introducción a la psicología. Argentina: Editorial Brujas.


Hall, C. (2012). Compendio de psicología freudiana. México: Paidós.


Leplanche, J. y Pontalis, J. (2004). Diccionario de Psicoanálisis. Paidós: Argentina.


Lopera, J.D. (2019). La pulsión en Freud ¿un concepto superado?. Rev. CES Psico, 12(3), 133-149.


Sollod, R., Wilson, J. & Monte, C. (2009). Teorías de la personalidad. México: Mc Graw Hill.


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